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Estados Unidos descertifica a Colombia en la lucha antidroga

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Estados Unidos descertifica a Colombia en la lucha antidroga, una acción política que desconoce avances y busca mantener control regional.

Estados Unidos descertifica a Colombia en la lucha antidroga; el analista internacional Juan Alberto Sánchez Marín, en una reciente entrevista concedida a HispanTV, analizó como esta decisión se presenta más como una estrategia de injerencia geopolítica que como una evaluación objetiva de resultados efectivos.

A pesar de que el presidente Gustavo Petro presentó cifras favorables en el combate al narcotráfico, estos datos fueron ignorados por Washington desde la administración de Donald Trump. 

Este acto de descertificación subestima los esfuerzos realizados por los países latinoamericanos, incluyendo a Colombia, y evidencia que la denominada «guerra contra las drogas» funciona, primordialmente, como un pretexto y una cuartada para satisfacer propósitos de hegemonía y dominación estadounidense en la región.

🔴EE. UU. descertifica a Colombia en la lucha antidrogas. dXmedio

El enfoque anacrónico de la guerra contra las drogas

La lucha contra las drogas ha servido, históricamente, a Estados Unidos como una política comodín, dúctil y maleable. Útil para diversas tácticas, desde el acoso e intimidación a gobiernos, hasta la justificación para invadir países o la promoción de sanciones abusivas contra naciones que no se someten a sus imposiciones.

Este enfoque sugiere que lo relevante para Washington no es el avance o retroceso de los países latinoamericanos en la erradicación del narcotráfico, sino el mantenimiento de su influencia. La visión estadounidense en este ámbito, de tiempo atrás, ha sido obsoleta y extemporánea. 

Funcionarios colombianos, incluso, desde inicios de la década de los 90, percibieron que el enfoque de sus contrapartes estadounidenses era anacrónico y desfasado de las consideraciones teóricas del momento. Así lo considera el analista Sánchez Marín, a partir de su propia experiencia.

Dicho enfoque, caracterizado por ser apenas punitivo, represivo y vertical, carecía de participación. Las discusiones y reflexiones que se llevaban a cabo en esos encuentros no constituían un diálogo genuino. Eran, en realidad, una charada y una burla, cuyo objetivo principal era la imposición de mecanismos de intervención, siendo el Plan Colombia un claro ejemplo de esto.

La visión que en aquella época ya parecía obsoleta es la misma que esgrimen hoy los funcionarios de Estados Unidos, empezando por Donald Trump. Esto se debe a que el objetivo central es amedrentar a los Gobiernos de Venezuela, Colombia, o de cualquier otra nación. 

En este despliegue de políticas Hollywoodenses, el costo de las operaciones y las municiones que se gastan resulta irrelevante, pues el verdadero propósito se centra en la dominación y la injerencia. 

La persistencia de esta perspectiva subraya que la medida unilateral estadounidense de escertificar a Colombia tiene raíces profundas, y se basa en una doctrina de política exterior que prioriza la coerción sobre la cooperación real.

El camino de la nueva política exterior colombiana

El panorama actual colombiano marca un distanciamiento significativo respecto a los gobiernos anteriores. El Gobierno de Gustavo Petro se diferencia de los predecesores, descritos como aduladores y serviles a las políticas estadounidenses. Una larga serie de políticas que resultaron dañinas para Colombia y que eran acatadas como órdenes perentorias. 

La nueva administración busca fortalecer una línea de independencia, de no sujeción, en coherencia con el mandato electoral que le otorgó la mayoría de los colombianos.

El presidente Petro adoptó una postura de dignidad y soberanía. Frente a la amenaza o el acoso de Estados Unidos, Petro respondió con firmeza, desafiando de manera pública al presidente Trump al declarar: «A mí no me amenace, aquí lo espero si quiere. No acepto invasiones, acepto inteligencia». 

Esta declaración resalta la transformación del escenario político en el mar Caribe, Venezuela y Colombia, e indica que la época de la sumisión incondicional terminó.

Este camino de soberanía encuentra antecedentes en las recientes fases de los gobiernos venezolanos (tanto de Chávez como de Maduro), que abrieron una importante ruta de dignidad en la región. 

Por lo tanto, la reacción cuando Estados Unidos descertifica a Colombia en la lucha antidroga no solo es una respuesta a la política interna colombiana, sino también un reflejo de su malestar ante el creciente fortalecimiento de la independencia regional.

El contexto geopolítico global, un mundo en transformación

La conclusión más evidente en este escenario de fricción diplomática es que el mundo ha cambiado. El contexto global es distinto al de hace unos pocos años. No obstante, la transformación global choca con la inmovilidad de Estados Unidos. 

Este país, según el analista, ni cambia ni se entera de que el mundo es otro, y se niega a aceptar cualquier posibilidad de cambio.

La negativa estadounidense a aceptar el reajuste global es, irónicamente, la causa principal de la actual coyuntura de crisis, inestabilidad, inseguridades e incertidumbre que cruza el mundo. 

Sin embargo, la persistencia de Washington en oponerse a este cambio global tiene una consecuencia ineludible: entre más se niegue a las transformaciones, más rezagado se quedará y menos hará parte de ese nuevo mundo en construcción. El reajuste es, desde todo punto de vista, irreversible.

Estados Unidos descertifica a Colombia en la lucha antidroga

El gesto de que Estados Unidos descertifica a Colombia no revertirá la tendencia hacia la mayor soberanía latinoamericana. La esencia de esta política de descertificación se mantiene arraigada en la dominación. 

La descertificación, junto con medidas similares aplicadas a otros países, busca mantener una hegemonía que ya no corresponde con el escenario geopolítico actual.

El hecho de que la administración de Trump prefiriera abstenerse de revisar los datos favorables que presentó el presidente Petro demuestra que la política de Washington está diseñada para ignorar la realidad sobre el terreno y, por el contrario, promueve tácticas de acoso contra gobiernos que buscan la independencia. 

En un mundo cambiante, cuando Estados Unidos descertifica a Colombia solo simboliza la resistencia de una potencia que se niega a reconocer que su enfoque punitivo y vertical ya no es viable. La lucha real, al final, no se trata de drogas, sino de la dignidad y la soberanía que Colombia busca afirmar.

Ver también

Entrevista original en HispanTV:

El reto de Petro a Trump | El Porqué de las Noticias

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