El analista internacional Juan Alberto Sánchez Marín director de dXmedio, en una reciente entrevista concedida a HispanTV, ofreció una perspectiva sobre el reciente intercambio de prisioneros y retenidos entre las facciones de la resistencia palestina y el régimen sionista. El acontecimiento marca un punto de inflexión con profunda resonancia política y simbólica.
Este evento de victoria de la resistencia no es una concesión humanitaria, sino un éxito considerable de la resistencia. Un logro tangible cuya relevancia geopolítica radica en la demostración clara del fracaso operativo de Israel en la Franja de Gaza.
La liberación de prisioneros palestinos, algunos retenidos durante décadas, potencia el sentido de colectividad y el valor de la resistencia frente a una ocupación considerada infame.
El fracaso estratégico de la operación sionista
Los hechos describen una realidad categórica: el régimen israelí no logró ninguno de sus objetivos principales determinados para Gaza, a pesar de las embestidas cotidianas y los bombardeos indiscriminados, y, en una palabra, del genocidio.
Los objetivos centrales definidos por el régimen sionista eran claros: la aniquilación total de Hamás, la eliminación de sus capacidades militares y de poder para evitar su reorganización o reaparición, y la liberación de los retenidos.
En contraste con los anuncios de Tel Aviv, los combatientes de la resistencia han sido vistos organizados, armados y triunfantes, acogidos por su pueblo como héroes.
El secretario general de la Yihad Islámica Palestina, Ziyad Al-Nakhalah, ya había declarado que el régimen israelí no obtuvo éxito en sus metas, un criterio que analistas comparten al examinar los resultados en el terreno.
La pregonada operación “Espadas de Hierro” fracasó en su intento de desmantelar a los grupos de resistencia. Por el contrario, reforzaron a Hamás y a otros grupos, a pesar de la devastación. La derrota del sionismo israelí se revela, de hecho, inversamente proporcional a la victoria de la resistencia. de los palestinos.
La liberación de retenidos se consiguió solo a través de acuerdos con Hamás. Los prisioneros muertos fueron asesinados por los bombardeos indiscriminados de Israel, su propio país.
Relevancia simbólica y política del retorno de prisioneros
El retorno de prisioneros a sus hogares tiene un significado profundo que trasciende el dolor y la tragedia a los que han sido sometidas las familias palestinas durante décadas. Para las comunidades, este reencuentro es un fuerte aliento y una potenciación del sentido de la colectividad.
Este evento constituye un logro de enorme relevancia política para la causa palestina, con una gran carga simbólica que sirve de aliento para afrontar en unión los desafíos venideros.
Es fundamental destacar que este logro no se debe a la magnanimidad de los sionistas ni de Trump, ni de los mediadores, sino única y exclusivamente a la acción de los combatientes de la resistencia, junto al valor y capacidad de aguante de la población palestina.
Atribuir este suceso a otros factores es la simple exhibición del carácter hipócrita de gobernantes, como Netanyahu, obligado a celebrar su derrota de cara a la tribuna, a pesar de las cuentas pendientes, tanto internamente por la muerte de israelíes y por corrupto, como externamente por el genocidio.
Aunque el costo humano ha sido elevado, la responsabilidad por este precio no recae sobre la resistencia, sino sobre Netanyahu, Trump y los círculos que secundan un proyecto criminal.
La lucha de Palestina ha obtenido un aliciente y una justificación de la validez de su causa, saliendo muy fortalecida en estos momentos. Esta consolidación de fuerzas garantiza que se afiance la victoria de la resistencia.
Victoria de la resistencia
La noción de victoria es un concepto que subraya el éxito de la causa palestina, incluso, ante la adversidad extrema, la injusticia y la devastación. La resistencia ha logrado metas impensables, como la liberación de personas que el régimen sionista mantenía presas durante décadas.
El criterio que emerge de esta confrontación es que la derrota de los sionistas israelíes es inversamente proporcional a la victoria de la resistencia valerosa de los palestinos y, por ende, de la causa misma.
Los combatientes conocen profundamente la condición supremacista, racista y violenta de los ocupantes sionistas, así como el cariz criminal de quienes están al frente, lo que impide que la resistencia ceda su identidad o acepte un desarme con la falsa premisa de que “aquí no ha pasado nada”.
«La resistencia actúa no por capricho ni como un aderezo político, sino como un imperativo y una obligación para los pueblos que aspiran a la dignidad, la libertad y la soberanía»
El eje de la resistencia como imperativo para una paz genuina
La paz verdadera y definitiva en la región no puede cimentarse sobre la base de la parafernalia y las espectacularidades que buscan someter a Palestina mediante tácticas más tentadoras o “floridas”.
Cualquier propuesta de paz que no involucre al Eje de la Resistencia es una «tarta vacía», carente de relleno, y está destinada a ser una estrategia de sometimiento.
El Eje de la Resistencia está llamado a desempeñar un papel esencial si la paz tiene alguna posibilidad en el futuro inmediato. Las condiciones para una paz duradera no pueden estar bajo la garantía de los mismos criminales que han perpetrado la ocupación ni de sus secuaces rendidos.
La paz solo será viable en la medida en que el Eje de la Resistencia la impulse y la cobije. Lo contrario, lo que se presenta como «paz» sin la participación activa y esencial de la resistencia, se configura como un fraude fastuoso, mucho aspaviento, pero un fraude al fin y al cabo.
El eje reconoce que el fortalecimiento actual, consecuencia de la victoria de la resistencia, es la única garantía contra nuevas estrategias de sometimiento.
