Israel destruye viviendas palestinas al cierre del mes de julio. Una alarmante escalada en la demolición de estructuras palestinas en Cisjordania, al registrar 75 demoliciones, que afectaron 122 estructuras, incluidas 60 viviendas habitadas, 11 deshabitadas, 22 instalaciones agrícolas y 26 espacios dedicados a medios de vida.
Estas acciones no son incidentes aislados, sino que se enmarcan en el proyecto sionista de apropiación total del territorio palestino, buscando borrar la presencia palestina de la tierra y anular la posibilidad de un estado soberano.
Las demoliciones son una cara de la monada fatal contra el pueblo palestino y un avance en las políticas sionistas de limpieza étnica.
La intensificación de la ocupación y la expansión de asentamientos
El régimen israelí ha aprobado un plan para la construcción de entre 3400 y 3500 nuevas viviendas en Cisjordania, lo que implica el traslado de más de 35.000 colonos. La entidad sionista busca dividir la región en dos, una al norte y otra al sur.
El plan incluye la separación absoluta de Jerusalén Este y la construcción de un sistema de carreteras que, según, incluso, organizaciones israelíes, crea una infraestructura de «vías del apartheid» que segregan a los palestinos.
Ministros extremistas del régimen sionista y el propio Benjamín Netanyahu han declarado que el propósito es enterrar la posibilidad de un estado palestino, una meta que se busca alcanzar no solo con consignas, sino con acciones concretas.
Israel destruye viviendas y medios de subsistencia, como las instalaciones agrícolas, lo cual es una forma de castigo colectivo que va más allá de la mera demolición.
El proyecto sionista y la visión de un «Gran Israel”
El proyecto sionista subyacente a estas acciones es la apropiación de la totalidad del territorio palestino, que abarca, tanto Cisjordania, como la Franja de Gaza.
Esta visión, que forma parte de la plataforma del partido Likud, liderado por Netanyahu, busca consolidar lo que se ha denominado un «pillaje hasta el Éufrates».
Lejos de ser una teoría conspirativa, este objetivo ha sido expuesto abiertamente por los ministros más extremistas del régimen, convirtiéndose en un «secreto a voces que ellos mismos gritan».
Se trata de la continuidad de la expoliación territorial, y que representa un avance en las políticas sionistas de limpieza étnica y de intensificación de los oprobios contra la población palestina.
«Israel echa por tierra el discurso moralista de los estadounidenses y de los europeos, de esa entelequia llamada Occidente y de sus fines de justicia y de democracia que tanto hablan en los discursos. Israel es la hipocresía al desnudo de estos países.«
La ineficacia de la condena internacional y la impunidad persistente
A pesar de que estas prácticas han sido condenadas por numerosos países, Israel actúa con total impunidad.
Las declaraciones, resoluciones y condenas internacionales han demostrado su inutilidad a lo largo del tiempo, en gran parte, debido a la presión estadounidense, que ha impedido la búsqueda de una solución real y profunda.
La misma Organización de las Naciones Unidas, al aprobar en 1947 la usurpación territorial que originó esta problemática, se encuentra en la base de su mantenimiento.
Un ejemplo claro de la impunidad es la barrera de muros y vallas, declarada ilegal por la Corte de La Haya, cuya construcción no solo se mantiene, sino que se incrementa.
Israel parece tener licencia para todo, e ignora los principios de legalidad, moralidad, ética y justicia, y desmonta el discurso moralista de Occidente sobre la justicia y la democracia.
Israel destruye viviendas palestinas, clave en la limpieza territorial
Israel destruye viviendas Palestinas, esto constituye una acción determinante y profundamente dolorosa en el proceso de limpieza territorial.
Su objetivo es inequívoco: borrar de plano todas las posibilidades de supervivencia para los pobladores nativos del territorio. Al eliminar sus hogares, Israel busca abrir paso a los colonizadores, y consolida la expansión de los asentamientos y la apropiación de tierras palestinas.
Esta práctica, además de ser sumamente dolorosa para la población palestina, es ilegal e injustificada, pero, por desgracia, continúa sin detención.
La destrucción no se limita a las residencias. Se extiende a instalaciones agrícolas y a otros espacios que son medios de vida. Las acciones representan, indiscutiblemente, castigos colectivos que buscan eliminar la capacidad de la población para subsistir en sus propias tierras, forzando el desplazamiento.
La situación actual es una clara manifestación de un avance en las políticas sionistas de limpieza étnica y de expoliación territorial. Lejos de buscar una solución al conflicto, Israel aumenta los «oprobios» contra el pueblo palestino.
Los daños causados por la destrucción de estas estructuras son permanentes y agravan la ya precaria situación de los palestinos
Resistencia y la necesidad de solidaridad global
Frente a la prolongada situación, que se remonta más de un siglo atrás, la resistencia del pueblo palestino se erige como un paradigma en la historia contemporánea.
Es fundamental que, desde todos los frentes, se continúe la solidaridad con este pueblo. Es crucial el bloqueo de Israel, cesar la venta de armas y de toda clase de suminsitros, no consumir sus productos, y tampoco ceder en la denuncia del régimen «criminal», desde todos los medios y plataformas posibles.
Hay que destacar el ejemplo de solidez y coherencia diplomática de Irán al mantener la denuncia del genocidio, así como el afán de justicia de Yemen, que, a un costo muy grande y con limitaciones, exige justicia de modo incansable.
La comunidad internacional debe poner freno al expansionismo de los sionistas y a las acciones ilegales e inmorales de Israel.
Ver también
Entrevista original en HispanTV:
‘Israel destruye viviendas palestinas, clave en la limpieza territorial’
