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El sufrimiento de las familias palestinas

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El sufrimiento de las familias palestinas es prolongado por la Corte Suprema israelí, que pospuso otra vez el fallo que estudia la apelación de cuatro familias palestinas en el vecindario de Sheij Yarrah. Para profundizar en el tema, Osvaldo Canales,

El sufrimiento de las familias palestinas es prolongado por la Corte Suprema israelí, que pospuso otra vez el fallo que estudia la apelación de cuatro familias palestinas en el vecindario de Sheij Yarrah.

Para profundizar en el tema, Osvaldo Canales, conductor del canal internacional Hispantv, habla con el analista internacional Juan Alberto Sánchez Marín. El siguiente texto corresponde a una versión de las palabras del periodista colombiano.

La Corte del invasor

De esto no se puede esperar nada. Esto del Tribunal israelí es una charada, una burla. Confiar en esa instancia es creer que una Justicia trazada por el invasor va a operar con rectitud o en bien del invadido.

Es un organismo fraudulento y su único propósito es darle cierto matiz de jurisprudencia a una acción abiertamente ilegal. Un desafuero más de los muchos que comete Israel contra el pueblo palestino.

En ese entorno, dicho Tribunal echa mano de figuras tramposas, como el llamado estatus de “residentes protegidos”, que les permite a los palestinos permanecer en sus hogares, por tres generaciones.

Un chantaje. Una categoría embustera, porque no les permite a los palestinos disponer de sus casas, no les reconoce ninguna titularidad como propietarios.

O sea, ni siquiera podrían venderlas, negociarlas. Y además, tendrían que pagarle un pequeño alquiler a una organización de colonos. No podría ser mayor el oprobio.

El sufrimiento de las familias palestinas

El sufrimiento de las familias palestinas se evidencia en Sheij Yarrah. Este es un vecindario que vive a toda hora la amenaza de la expulsión forzada.

Los hogares son prisiones. Hay restricciones de movimiento. Es vivir bajo la vigilancia, el escrutinio insistente del invasor.

Y no es solamente la infamia gubernamental, la del Ejército israelí con sus puestos de control. O con sus granadas de gas paralizante y de gas lacrimógeno arrojadas contra los hogares de los palestinos.

Se trata también, y de modo muy cruel, de los puestos de avanzada de los colonos, con sus injurias, con sus humillaciones e insultos diarios. Piedras, ladrillos contra las ventanas. Ultrajes, amenazas.

Nueva victimización

Lo que ocurre con estas veintiocho familias del barrio Sheij Yarrah, unas 500 personas, es una doble victimización. Una nueva victimización.

Estas familias ya fueron desalojadas de sus propias viviendas por resolución de Naciones Unidas, en 1948, cuando se decidió la creación de Israel.

En 1956, como un mecanismo compensatorio, les fueron concedidas las edificaciones de las que ahora Israel pretende desahuciarlas de nuevo.

Ese es el propósito central. Todas las fuerzas israelíes apuntan en idéntico sentido. Y la Justicia, esta parodia de Tribunal, no es ni será la excepción.

Más de setenta años de infamia

Considerando esta grave violación a los derechos humanos de los palestinos, Osvaldo hace referencia a alguna posible salida a la situación. A qué mecanismo recurrir, más allá de la denuncia. El siguiente texto corresponde a la respuesta de Sánchez Marín.

Las arbitrariedades que comete Israel contra el pueblo palestino llevan más de setenta años. Eso hace que la ocupación fue apoyada por Reino Unido, y poco después avalada por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Aquí no se trata de perspectivas, o de opiniones, o de criterios personales. Simple y llanamente, estamos ante unos atropellos incontrolados, en los que incurre de manera permanente, desde hace décadas, Israel.

Atropellos que tampoco tienen un carácter abstracto, o superficial. Es la violación flagrante y diaria de los derechos humanos de los palestinos.

Palestina es un campo de concentración

No hablamos de un gueto judío, sino de que el sionismo judío ha condenado a los palestinos a vivir en un gueto.

Palestina es un inmenso campo de concentración. Un pueblo encerrado mediante un muro de la infamia. Una población sometida a los mayores oprobios en puntos de control instalados por el ocupante dentro de su propio territorio.

A los palestinos les derriban lo hogares, les destruyen los cultivos, les disparan en las calles, les asesinan a niños y jóvenes, los humillan de mil y una formas. Los tienen cercados.

La tragedia que vive Palestina es una de las más abominables realidades de nuestro tiempo.

Ilegalidad concertada

La ejecuta el Estado de Israel, pero es apoyada, respaldada por una serie de países cuyos mandatarios alegan ser insignes defensores del derecho internacional humanitario.

Unos farsantes, eso es lo que son, empezando por los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos y Europa.

Y no es que haya una tal alianza entre Estados Unidos e Israel. Eso es como decir que una mano es aliada de la otra, cuando hacen parte de la misma entidad.

Son poderes imbricados de tal modo que resulta muy complejo determinar cuál influye sobre cuál. En otras palabras, son flancos distantes, geográficamente, de la misma fuerza.

El enorme poderío imperialista, sionista, que cuenta con avanzadas de presión enormes. Tiene alas diplomáticas, mediáticas, financieras. Está en todos los ámbitos de la política y la economía de la mayor parte de los países del mundo.

No a tecnología ni armamento israelíes

Un mecanismo para hacerle frente a esa situación es la denuncia. Evidenciar por todos los medios y de todas las formas posibles tales salvajadas que Israel lleva a cabo en Palestina.

Una revelación permanente de esa realidad clara, patente, hecha sin dubitaciones ni medias tintas. Una denuncia que debe ser comprensión de esos hechos atroces ocultos bajo políticas de doble moral, y diplomacias que son farsas.

Eso es conciencia, y esa conciencia debería acentuar medidas de presión fuertes por parte de los pueblos, de los ciudadanos, hacia sus gobernantes.

En primer término, para que no adquieran las tecnologías, los armamentos, que son la punta de lanza de la economía de un Gobierno abusivo como es el israelí.

Yo creo que esos son pasos concretos y medidas que el mundo debe tomar cuanto antes porque, como ya lo dije, esta es una de las grandes abominaciones que vive la humanidad en el presente.

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