El analista internacional Juan Alberto Sánchez Marín, en una reciente entrevista concedida a HispanTV, comentó sobre la reciente confrontación entre Irán e Israel, catalogada como la «guerra de los 12 días». Esta confrontación ha marcado un punto de inflexión decisivo en el panorama estratégico de Asia occidental.
La agresión e invasión inicial de Israel al territorio iraní se transformó rápidamente en una dura lección para la arrogancia sionista. Contrario a la imagen de invencibilidad que Israel construyó durante décadas, sus sistemas de defensa aérea más aclamados resultaron ser ineficaces.
La Cúpula israelí fue accesible para misiles iraníes, demostrando la sorprendente capacidad de Irán para una respuesta contundente.
La falla de los sistemas de defensa aérea y la arrogancia sionista
Los sistemas de defensa israelíes, supuestamente, impenetrables, y que incluían la llamada Onda de David y los sistemas Arrow 2 y 3, no lograron frenar el ímpetu de los misiles disparados por Irán. La infranqueable cúpula resultó más que accesible para los misiles iraníes.
Este fracaso expuso los límites de Israel, una entidad que se ufanó durante años de ser una potencia invencible y un oasis de seguridad en la región, respaldada por los mejores estrategas y espías del mundo.
Irán, por medio de esta respuesta, pulverizó tanta altanería y reveló los engaños que los sionistas habían manejado como parte de sus tácticas.
Irán demostró, a un costo muy elevado, que no es un objetivo fácil de destruir, sino que es indestructible y posee una sorprendente capacidad de reacción y respuesta. En un mundo sensato, la respuesta iraní debería haber funcionado como una clara disuasión para los sionistas.
Pero la entidad sionista y los Estados Unidos no están guiados por líderes prudentes, sino por lo opuesto: «aventureros codiciosos e irresponsables». Por ello, existe el riesgo de que los halcones imperialistas y sionistas interpreten esta demostración de fuerza no como un llamado a la contención, sino como una razón para atacar de nuevo.
La realidad es que la fragilidad de la cúpula israelí debería limitar la audacia de Tel Aviv, pero la dirigencia sionista está dispuesta a creerse sus propias mentiras.
El impacto estratégico de la respuesta iraní
Los impactos iraníes durante las operaciones Promesa Verdadera 1 y 2 fueron estratégicos y certeros. La información revelada, a pesar de los intentos de ocultamiento por parte del régimen israelí, muestra una destrucción considerable en centros clave de la inteligencia militar israelí.
Entre los objetivos estratégicos que sufrieron una destrucción notoria se encuentra el centro de operaciones de la Unidad 8200, la principal unidad de recopilación de información sionista y un centro clave del «nido de espías».
También, se reportó la destrucción de la sede de los servicios de inteligencia en la zona metropolitana de Tel Aviv y el Instituto Weizmann.
Las secuelas causadas por esta operación impactaron profundamente a Israel, un ente debilitado en términos económicos, financieros e incluso comerciales. La solicitud israelí de un freno a la llamada «guerra de los 12 días» obedece a la compleja situación en la que Irán colocó a la entidad sionista.
A estos efectos negativos se sumaron los numerosos frentes abiertos que Israel mantenía, como las acciones de Ansarolá, en Yemen, contra barcos, puertos y aeropuertos, que dejaban indemne a la entidad sionista.
La precisión de los ataques de Irán fue un recordatorio para los aventureros sionistas de que sus días podían estar contados.
La propaganda mediática israelí ha intentado desviar la atención de las secuelas, pero el hecho de que la cúpula israelí expusiera sus debilidadds es una realidad que altera el balance militar de la región.
El proyecto de dominación regional y la amenaza de una nueva guerra
A pesar del alto al fuego en Gaza y el evidente debilitamiento tras la confrontación, Israel sigue adelante con su proyecto de expansión y dominación regional. Este empeño es la esencia de su proyecto, y por ello, el régimen se prepara para una guerra contra Irán.
Aunque no sea viable a corto plazo, seguramente ocurrirá a mediano o largo plazo. Es cierto que existen contradicciones al interior de los estamentos políticos y militares israelíes.
Si bien quieren atacar, la realidad es que su capacidad ha quedado en entredicho. No obstante, el problema reside en que, al mentirse tanto a ellos mismos, terminan creyéndose sus propias mentiras, lo que hace posible que lleven a cabo «cualquier acción por más demencial que sea».
La esperanza, como de costumbre, es involucrar directamente a Estados Unidos, una «potencia en declive», incapaz de resolver sus propios apuros. La posibilidad de que una figura como Donald Trump esté dispuesta a secundar cualquier empresa sionista, por más enajenada que sea, es real.
El costo de un nuevo ataque es alto, pues la disuasión iraní será potente y dolorosa. Además, la población estadounidense rechaza de modo creciente a la entidad sionista, viéndola como un «encarte, un parásito caro» que trae más perjuicios que beneficios.
Cúpula israelí fue accesible para misiles iraníes
La conclusión fundamental que emerge del análisis de esta confrontación es que la Cúpula israelí fue accesible para misiles iraníes. Este hecho desmantela la narrativa de seguridad absoluta que el régimen sionista había cultivado.
Los impactos estratégicos en los centros de inteligencia militar de Israel confirman el quiebre de la invencibilidad pregonada.
Irán probó su capacidad de respuesta y su carácter «indestructible». En el plano geopolítico, esta demostración de fuerza iraní debería constituir un importante factor disuasorio.
No obstante, el riesgo de una nueva agresión no ha desaparecido. Solo que, de ejecutarse, ahora ocurriría bajo el conocimiento de que la cúpula de hierro israelí, en verdad, es de papel, y de que los días de los aventureros podrían estar contados.
Ver también
Entrevista original en HispanTV:
Cúpula impenetrable israelí’ resultó accesible para misiles iraníes
