Episodio del programa: ¿Qué Opinas?, del canal internacional iraní HispanTV, en este formato, que combina análisis y vox populi, los colombianos dan su criterio acerca de las nuevas violencias en Colombia, del Catatumbo al Cauca.
La paz en Colombia sigue siendo un desafío monumental. A pesar de los esfuerzos del Gobierno de Gustavo Petro y de la política de Paz Total, vastas regiones como el Catatumbo, el Cauca y el Chocó permanecen atrapadas en la violencia, el control territorial y la ausencia estatal.
Este artículo explora las raíces profundas del conflicto, los actores que lo alimentan y los obstáculos que aún impiden que la paz sea una realidad duradera.
Intenciones de paz del presidente Petro
La búsqueda de la paz ha sido una prioridad para el Gobierno de Gustavo Petro.
Pero para el Gobierno progresista, en dos años y medio, y para el país, en dos siglos y medio, pocas cosas han sido más esquivas que la paz.
Algo que no es de extrañar.
Colombia arrastra una guerra fratricida de siglos.
Y, desde hace al menos cinco décadas, el fenómeno del narcotráfico, que mueve los hilos de la economía y la política, también nutre la violencia y la descomposición del país.
Enfrentar un engendro de esas características no es una cuestión fácil ni tampoco breve.
Colombia ha avanzado o retrocedido durante el Gobierno de Petro
El presidente Petro, desde el comienzo de su mandato, ha promovido el diálogo con las guerrillas y los grupos criminales.
A finales de 2022, sancionó la Ley 2272, que define la política de la Paz Total y prioriza los diálogos con las agrupaciones armadas.
La Ley otorgó facultades al presidente, al alto comisionado de paz y al Gobierno para adelantar las negociaciones con los grupos armados ilegales del país.
Pero los propósitos loables se han topado de frente con el rigor de la realidad.
Violencia en Catatumbo, Chocó y Cauca
La región del Catatumbo enfrenta una violencia desenfrenada.
Es delicada la situación en departamentos como Cauca y Chocó. Y preocupa en otras zonas, donde es creciente la descomposición.
En zonas remotas, las comunidades enfrentan el desplazamiento masivo y el acceso restringido.
Son muchas las necesidades insatisfechas en poblaciones enteras.
La limitada presencia del Estado deja a las comunidades rurales expuestas a la violencia, a las ocupaciones irregulares y al reclutamiento forzado de los grupos armados.
El Catatumbo es un territorio en disputa y es un botín para los grupos criminales.
Su ubicación resulta estratégica para el tráfico de estupefacientes, la producción de coca y la minería ilegal.
La representante de Naciones Unidas señaló que la crisis humanitaria del Catatumbo es la mayor en Colombia desde que el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC firmaron el acuerdo de paz, en 2016.
¿Hay enfrentamiento entre los distintos grupos armados y criminales?
La paz está ausente en varias zonas del país, y camina por la cuerda floja en otras partes.
El Gobierno de Petro consiguió entablar mesas de diálogo con diferentes grupos armados, una pluralidad sin antecedentes en Colombia, que ha generado expectativas.
Pero la paz sigue siendo tan esquiva como siempre.
En la lucha por el control territorial, los grupos guerrilleros, como el ELN y las disidencias de las FARC, han emprendido la violencia contra la población civil, campesinos y líderes sociales, y firmantes de los acuerdos de paz.
El ELN, su verdadero compromiso con la paz y su papel en el escenario actual
La violencia colombiana no es exclusiva del Catatumbo.
En Chocó, otra región olvidada por el centro del país, la violencia se vive en todas sus manifestaciones.
Las consecuencias son similares: desplazamiento y confinamiento de comunidades, amenazas, persecución y asesinato de líderes.
Este departamento es otra bomba de tiempo.
El enfrentamiento involucra a la guerrilla del ELN y al denominado «Clan del Golfo», un poderoso grupo criminal trasnacional de narcotráficantes.
El Cauca, en el extremo suroccidental del país, es otra región convulsa, con idénticos móviles.
La confrontación se da a tres bandas, entre el ELN, y las disidencias de las FARC de la Segunda Marquetalia y del Estado Mayor Central (EMC).
En una reciente intervención, el presidente Petro denunció que el ELN también actúa bajo el control del cartel de Sinaloa, una organización criminal mexicana.
La dificultad de avanzar en el camino de la paz en Colombia
Las comunidades enfrentan un escenario aterrador y complejo: reclutamiento de menores de edad, ausencia e incumplimiento institucional, persecución y masacres, presencia de grupos armados no estatales y aumento de los cultivos de uso ilícito.
La violencia de codicia también ha penetrado los territorios ancestrales de las comunidades indígenas.
El presidente Petro hace esfuerzos grandes para pacificar la región, mediante el despliegue de fuerzas militares y la implementación de proyectos de desarrollo en las regiones olvidadas.
No obstante, es un tema complejo.
Junto a los interesados en que la guerra se mantenga e intensifique, como los negociantes de armas y los narcotraficantes, están los sectores económicos y políticos que lo apuestan todo con tal de que al presidente le vaya mal en todo.
La razón es la misma.
Porque el Gobierno progresista les perjudica el negocio y desbarata las estructuras de corrupción enquistadas en todos los poderes del Estado: el legislativo, el judicial, y el propio ejecutivo.
Impacto potencial de las crisis en Catatumbo, Cauca y Chocó sobre el resto del país
La guerra en Colombia siempre ha sido camaleónica y escurridiza a lo largo de los siglos.
Los grupos del poder mafioso cambian, cada tanto, de apariencia, nombre y prácticas, pero no dejan de ser los mismos.
Esa variabilidad y capacidad de acomodo de las organizaciones criminales a los diferentes tiempos y circunstancias les hacen confuso el camino a unas fuerzas del orden y a una justicia, la verdad, poco interesadas en ponerles fin.
Sencillamente, porque se trata de poderes atrapados por el mismo crimen que dicen perseguir.
Una armazón legal y unas luchas contra el crimen que no son sino parafernalias leguleyas y, a lo sumo, operaciones mediáticas.
Incidencia de la violencia en el Catatumbo en las relaciones con Venezuela
El Gobierno planteó una serie de acciones colectivas, en el marco del decreto de conmoción interior en la zona del Catatumbo, en la frontera con Venezuela.
Sea como sea, hacen falta soluciones, tanto inmediatas, como de largo aliento.
En esa línea, el presidente venezolano Nicolás Maduro planteó la creación de «una gran zona económica binacional”, entre Colombia y Venezuela.
El objetivo sería ofrecer alternativas económicas a los habitantes de la frontera y reducir la violencia en la región.
“Colombia cuenta con nosotros más allá de las diferencias», expresó el presidente venezolano.
Petro: choque con el Estado Profundo
La llegada de Gustavo Petro a la presidencia marcó un choque frontal con las fuerzas enquistadas en todos y cada uno de los recovecos del Estado.
La consecución de la paz en Colombia, desde luego, supone negociaciones con grupos subversivos y sometimiento a la justicia de las organizaciones delincuenciales.
Pero, más que eso, implica el desmonte de poderosas fuerzas criminales que operan desde la legalidad.
Reconocidos grupos económicos y políticos que nadie toca.
Porque buena parte de los encargados de hacerlo, o sea, de señalarlos, investigarlos, acusarlos y capturarlos, son parte del mismo esquema delictivo.
O son sus aliados, o están a su servicio.
Ver también
El episodio completo en HispanTV:
Del Catatumbo al Cauca, nuevas violencias en Colombia | ¿Qué opinas?





