Bielorrusia es un «país amigo y socio confiable» para Irán, señala el analista internacional Juan Alberto Sánchez Marín, eso explica porqué avanza la cooperación entre Irán y Bielorrusia. La confiabilidad se basa en una política contrapuesta a los fines hegemónicos de Washington, al igual que en la resistencia a fuertes sanciones y coacciones.
El analista destaca la importancia de las alianzas con gobiernos y países que resisten con valentía y sin concepciones a las injerencias foráneas. Son aproximaciones que suman, y que resultan fundamentales para Irán a la hora de romper la nociva dependencia de Estados Unidos.
Convergencia de intereses
Irán representa un ejemplo global de resiliencia, al demostrar cómo enfrentar los chantajes y las presiones del imperio sin sucumbir, y, por el contrario, crecer y desarrollarse a pesar de las bárbaras e ilegales sanciones establecidas unilateralmente en su contra.
Las adversas condiciones han conducido a Irán a desarrollar estrategias exitosas. Incluso, la nación persa asesora a otros países en tácticas de supervivencia y desarrollo en medio de fuertes sanciones.
Es importante mencionar que la cooperación entre Irán y Bielorrusia se extiende más allá de lo comercial, y abarca también la cooperación militar, técnica y tecnológica.
En este marco, la discusión sobre un tratado de asociación estratégica se presenta como urgente e imprescindible.
La urgencia de la disuasión estratégica
La urgencia de formalizar y profundizar esta alianza estratégica se explica por la necesidad de reforzar las capacidades de disuasión en un mundo donde persiste una potencia imperial soberbia y criminal.
Irán es visto como un objetivo casi inmediato para fuerzas dañinas, en primer lugar, Israel. La entidad sionista alienta y agita la inestabilidad en la región, como lo evidenciaron las recientes embestidas de agresión contra la república islámica. A ello se suman los actuales movimientos en el vecindario, en proyectos dudosos que involucran a Armenia y Azerbaiyán.
En este contexto de amenazas injerencistas foráneas, alianzas como la de estos dos países, y las ya existentes con Rusia y China, son cruciales para garantizar la supervivencia y el desarrollo autónomo.
La resistencia conjunta, así como la diversificación de las alianzas, son la única vía para superar la asfixiante política de unipolaridad y afrontar los desafíos de un orden global en constante transformación.
Avanza la cooperación entre Irán y Bielorrusia
En un escenario geopolítico marcado por la constante reconfiguración de poder y la persistencia de tensiones, las recientes declaraciones del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, calificando a Bielorrusia como un país amigo y socio confiable para Irán, adquieren una relevancia particular.
Esta afirmación subraya una alianza estratégica que se fundamenta en una política exterior contrapuesta a los fines hegemónicos de Washington y a las injerenicas europeas.
La confiabilidad, en este contexto, emana de la resistencia bielorrusa a fuertes sanciones internacionales y su negativa a ceder ante coacciones o sobornos por parte de actores estadounidenses y europeos.
Las relaciones entre estos socios estratégicos no son recientes; se han fortalecido a lo largo del tiempo. El volumen del comercio entre ambos estados se viene incrementando, y se diversifican los sectores. Acuerdos en áreas como agricultura, turismo, transporte, y otros que se concretan ahora, demuestran la significativa expansión de la cooperación.
Un aspecto crucial de esta sociedad es la capacidad de Bielorrusia para suministrar productos de alta tecnología, industriales, componentes mecánicos, maquinaria pesada y camiones. En todo caso, intercambios y abastecimientos que se dan sin las restricciones impuestas por las sanciones unilaterales occidentales.
Para Irán, estos acercamientos refuerzan la independencia, del mismo modo que para Bielorrusia, son una vía para consolidar su autonomía. Estos lazos, además, fortalecen las conexiones con los miembros de la Unión Económica Euroasiática, incluidos, Kazajistán y Armenia.