El siguiente análisis de Juan Alberto Sánchez Marín, entrevista transmitida por el canal Hispantv, da a conocer sobre los recientes ataques de colonos a sitios religiosos y bienes culturales en Cisjordania.
El analista evalúa la situación en el territorio palestino ocupado. Su reflexión se centra en la naturaleza de los recientes ataques perpetrados por colonos contra instituciones y símbolos religiosos islámicos, la condena internacional, y la implicación del proyecto sionista en la promoción y escalada de la violencia como herramienta política.
Sánchez Marín sostiene que estos incidentes no son hechos aislados, sino parte de una política de agresión que persigue objetivos territoriales y demográficos definidos.
La entidad ocupante como auspiciadora de la violencia
La entidad de ocupación, que en teoría debería evitar estos ataques, es la principal auspiciadora de estas embestidas, es una política diseñada para intensificar la inestabilidad y dinamitar cualquier posibilidad de paz.
El ataque a un lugar de fe y a los libros sagrados es una agresión que no solo se dirige contra Palestina, sino contra el Islam, en general.
Sánchez describe a Israel como un aglomerado de psicópatas con la meta definida de expandir su hábitat, configurando lo que denominan el «Gran Israel», es crucial entender que los colonos no representan un grupo al margen o una anomalía.
Los colonos constituyen el núcleo del Gobierno mismo, con figuras como Ben-Gvir, el ministro de Seguridad, o Smotrich, el ministro de Finanzas y gobernador de facto del territorio ocupado de Cisjordania.
Los colonos no son un grupo al margen, no son una anomalía, son el Gobierno mismo, el núcleo del Gobierno mismo.
Ataques de colonos a sitios religiosos en Cisjordania
Los ataques contra instituciones religiosas en Palestina constituyen una acción criminal que exige la denuncia y condena internacional.
Tanto la ONU, a través de su secretario general, António Guterres, como otras entidades, han mostrado su indignación, estos incidentes incluyeron la pintada de paredes con mensajes ofensivos hacia los musulmanes, así como la quema de tres libros del Corán.
La violencia de los colonos cerró octubre con 260 agresiones, según estadísticas de Naciones Unidas. Los lugares religiosos y los libros sagrados están protegidos explícitamente por el derecho internacional, incluidos, el derecho internacional humanitario, las normas de la Convención de La Haya y el Estatuto de Roma.
Esta protección es aplicable dado el carácter de ocupación de Cisjordania.
Exterminio y expansión: el proyecto del Gran Israel
El proyecto de expansión busca la apropiación de la totalidad de la tierra palestina, lo más grave del proyecto no es solo el robo de tierras, desde la perspectiva del derecho internacional, sino que persigue la eliminación de los dueños de esas superficies.
En otras palabras, la base del proyecto sionista es el exterminio de la población palestina, no la incorporación de comunidades.
Los colonos actúan de este modo infame y descontrolado, y aprovechan que la tensión mundial se centra en el genocidio contra los palestinos de la franja de Gaza.
La política de agresión y exterminio es la base del proyecto sionista de instauración y expansión, la situación, lejos de solucionarse, tiende a agravarse cada vez más.
Estos actos operan como una herramienta para provocar inestabilidad y asegurar la expansión territorial, mientras se aprovecha la distracción global.
La violencia no es accidental, la respalda el propio Gobierno, cuyo objetivo central es la supresión total de la población palestina.
Si el derecho internacional actúa como un muro protector para los bienes culturales y religiosos, la política de la entidad ocupante actúa como una excavadora, que derrumba cualquier barrera interpuesta en el propósito del ‘Gran Israel’.
Ver también
Entrevista original en HispanTV:





